Presentación
En la costa de Galicia, el océano Atlántico acoge un Parque Nacional de islas e islotes situados a la entrada de las Rías Baixas. Las Islas Atlánticas de Galicia es Parque Nacional Marítimo-Terrestre desde 2002. Está formado por cuatro archipiélagos ubicados frente a las costas de Pontevedra y A Coruña: en la ría de Vigo se alzan las Cíes, en la de Pontevedra, Ons, y en la ría de Arousa los archipiélagos de Sálvora y Cortegada.
El medio marino es el mejor representado del Parque, con gran variedad de ambientes y vida gracias al afloramiento de nutrientes de sus frías aguas. Los bosques de algas y la fauna submarina son ejemplo de la valiosa biodiversidad que albergan. Los escarpados acantilados de Cies y Ons contrastan con el relieve más suave en Sálvora y Cortegada. En tierra firme, se hallan ecosistemas de alto valor ecológico en playas de arena, abruptos acantilados de granito y el bosque de laurel más importante de Europa.
La altura máxima del Parque se halla en una de las islas Cíes, con 197 metros sobre el nivel del mar. En algunas islas encontramos unas de las más importantes colonias de reproducción de aves marinas en Europa, con especies como la Gaviota Patiamarilla y el Cormorán Moñudo. Así, las Islas Atlánticas de Galicia se han declarado Zona de Especial Protección para las Aves y Lugares de Importancia Comunitaria.
El paisaje vegetal de las Islas Atlánticas aparece hoy intensamente transformado. Lo que en tiempos anteriores a la ocupación humana eran espesas formaciones autóctonas de robles y matorral, en la actualidad aparece cubierto por tojares, helechales y praderas, además de especies foráneas, como pinos y eucaliptos.
Los distintos ecosistemas terrestres del Parque Nacional albergan una variada vegetación, que presenta un marcado carácter atlántico, y una buena muestra de elementos mediterráneos. Se han inventariado 56 especies vegetales endémicas entre arenales costeros, acantilados y matorrales. Aquí, la flora debe protegerse de la aridez, la sal, el viento, la insolación o la inmersión temporal, y en muchas ocasiones, las plantas presentan adaptaciones especiales para tolerarlos.
Una de las plantas exclusivas de las Islas Atlánticas de Galicia es Cytisus insulares, una retama localmente conocida como "xesta" y, que puede alcanzar los 2 metros de altura. Presente en los archipiélagos de Ons y de Sálvora, es un endemismo de reciente descubrimiento, que se suma a la lista de tesoros vegetales de éstas islas.
Las Islas Atlánticas de Galicia acogen singulares especies de aves marinas que nidifican, se alimentan o buscan refugio en los acantilados del Parque Nacional. Destacan por su número las colonias de cría de Gaviota Patiamarilla y Cormorán Moñudo, muy importantes a nivel mundial. Más de 16.500 parejas de Gaviotas Patiamarillas se reproducen entre los cuatro archipiélagos, la mayor población de la especie en su área de distribución mundial. En el Parque Nacional se han censado unas 800 parejas reproductoras de Cormorán Moñudo, el 80% de la población del área cántabro-atlántica, donde se concentran las dos terceras partes de los ejemplares ibéricos.
Otras aves marinas que crían en el Parque son la Gaviota Sombría y el Paíño Europeo. La abundancia de organismos marinos hace posible que estas especies encuentren alimento durante la reproducción, y que otras muchas hagan escala en las Islas Atlánticas durante sus pasos migratorios, o las elijan como área de invernada. Entre ellas, el Cormorán Grande, el Alcatraz Europeo, el Charrán Patinegro, la Pardela Balear, y en menor número, el Alca Común y Arao Común, antaño nidificante en las islas.
Desde la Edad del Bronce, la presencia del ser humano en esta parte de la costa gallega ha legado al territorio insular castros, poblados romanos, ermitas, fortificaciones y fábricas de salazón. La pesca artesanal, la agricultura o la ganadería fueron el medio de vida durante siglos. Sus pobladores han abandonado las islas varias veces a lo largo de la historia. Durante la Edad Media sufrieron incursiones de vikingos, piratas turcos, tunecinos e ingleses. Por su cercanía a la costa, fueron ocupadas por distintas órdenes monásticas y por la nobleza. En el siglo XX, la instalación de factorías de salazón de pescado en Cíes, Ons y Sálvora y de secado de pulpos y congrios en Ons, no evitó el despoblamiento progresivo por la competencia de la industria conservera en la costa.
El Estado expropió la isla de Sálvora a sus propietarios en 1904, y la devolvió en 1958, aunque sus habitantes también emigraron a la costa. Cortegada fue propiedad desde la Edad Media de la Iglesia y la monarquía, hasta que la amenaza urbanística promovió la defensa de sus valores naturales, y pasó a formar parte del Parque Nacional en el año 2002. A partir de los años 50 empezó el turismo de masas en las islas Cíes, y también se hizo necesaria su protección ambiental. En 1980 el archipiélago fue declarado Parque Natural. El auge turístico de Cíes y Ons ha generado su ocupación estacional. Actualmente Ons es la única de las Islas Atlánticas que todavía conserva una población estable.