Presentación
El Parque Nacional del Teide se localiza en el centro de la isla de Tenerife. Se trata del primer Parque Nacional declarado en Canarias, en el año 1954, y es el de mayor extensión de las Islas. Le da nombre un volcán, el Teide, la cima más alta de España, con 3.718 metros de altitud
El parque se sitúa sobre un antiguo y gigantesca caldera volcánica de 45 kilómetros de perímetro, una inmensa depresión conocida como las Cañadas del Teide. Su paisaje es un escaparate natural de los acontecimientos geológicos insulares. Por ello, entre otras características, la UNESCO lo ha distinguido como Patrimonio Mundial desde 2007.
Aquí se dan unas condiciones climáticas totalmente diferentes al resto del archipiélago canario. Es la única zona de alta montaña subtropical de Europa, lo que permite que exista una gran riqueza biológica adaptada al clima extremo, y que muchas de sus especies sean exclusivas del Parque. Destacan la flora y la fauna invertebrada, y entre los vertebrados, el lagarto tizón y numerosas aves.
El Teide ha atraído desde hace siglos a viajeros, naturalistas, y científicos. Hoy día es el más visitado de nuestros Parques Nacionales y cuenta con una red de 37 senderos con diferentes grados de dificultad que suman más de 155 kilómetros.
La baja humedad relativa del aire, y la escasez de precipitaciones, confieren al Teide una aridez propia de zonas de montaña, a pesar de su carácter insular. El paisaje de lavas y cenizas está sometido a duras condiciones climáticas, que permiten contemplar un escenario blanco por la nieve en invierno, de vivos colores en primavera, o de aspecto árido y seco en verano y otoño.
La mayor parte de la flora del Parque Nacional está adaptada a soportar el sol, el frío y el viento. Las escasas lluvias traen el fugaz colorido primaveral en roquedos, campos de lava, o en las planicies de las Cañadas. Numerosas especies son endémicas, como la Violeta del Teide, que sólo habita en pedregales a más de 2.500 metros de altitud. Los Tajinastes Azul y Rojo también son exclusivos de las cumbres, junto a la Margarita del Teide. Los grupos de flores amarillas de la Hierba Pajonera salpican el paisaje de lavas. Las flores más abundantes en las Cañadas son las de la Retama del Teide.
Las características volcánicas y climáticas del Teide limitan el asentamiento de la fauna. Las aves son uno de los grupos de vertebrados más importantes. El Parque Nacional cuenta con unas 5 especies y 36 subespecies, algunas de ellas, endémicas, como herrerillos y mosquiteros.
El cráter del Teide es un cono de 80 metros de diámetro que alcanza una altura de 3.718 metros, convirtiendo al volcán en la montaña más alta de España y de los archipiélagos atlánticos. La erupción más reciente de la Isla de Tenerife tuvo lugar en 1909 fuera del parque nacional. Aunque el volcán Teide ha mostrado actividad en diferentes ocasiones, en la actualidad parece encontrarse en estado de latencia, como anuncian las fumarolas que surgen del cráter. Son emanaciones gaseosas que pueden alcanzan los 100º C. En su composición predominan el vapor de agua y el dióxido de carbono, junto a ciertos compuestos azufrados, que al cristalizar, otorgan a las zonas de salida de gases un característico color amarillo-verdoso, donde queda depositado.
Fumarolas y azufre tapizan el cráter del Teide, y se observan muy de cerca si se asciende a la cumbre. Desde mediados del siglo XVI hasta principios del XX, en el pico del Teide se realizaban la extracción de azufre y de hielo, cuando nevaba.
El Teide es un colosal testigo pétreo y vivo de la historia de Tenerife y en tiempos se creyó que era la cima más alta del mundo. No siempre ha tenido el mismo aspecto. Hace dos mil años tenía menos altura, color más claro y terminaba en forma redondeada. Durante la Edad Media tuvo lugar una erupción que duró varias décadas y el Teide alcanzó su altitud actual. Los últimos episodios eruptivos importantes ocurrieron a finales del siglo XVIII, en la cara oeste.
El Teide y Las Cañadas tenían un significado espiritual para los guanches, los antiguos pobladores de la isla. Esta zona era fundamental para su supervivencia, especialmente en verano. Ganados y pastores procedentes de toda la isla, se concentraban en los pastos de alta montaña. También explotaban para la industria lítica, la obsidiana, una piedra que sólo hallaban en estas alturas.
Los restos de cabañas guanches de Las Cañadas nos hablan de éste pasado ganadero. Aquí se encuentra el mejor registro de la historia de los primeros pobladores en Tenerife, debido a la gran riqueza en yacimientos arqueológicos.
Los guanches llamaban al Teide Echeyde, y lo veneraban como montaña sagrada. Para ellos, el volcán era el camino de la deidad nativa de Guayota, hacia el centro de la tierra. En 1798 se produjo la última gran erupción dentro de los límites del actual Parque Nacional, y se formaron las hoy conocidas como Narices del Teide, una erupción en las laderas de Pico Viejo por la que durante tres meses emanaron millones de metros cúbicos de lava.
Tenerife fue conquistada por el Reino de Castilla en 1496, tras numerosas batallas con los menceyes guanches, y fue la última isla canaria en ser anexionada. Desde el siglo XVI, notables naturalistas y científicos acudieron al Teide a estudiar sus riquezas. Entre ellos, destaca Alexander von Humboldt, uno de los primeros en estudiar la flora del Parque.